miércoles, 31 de octubre de 2012

Celebrar Halloween: ¿Truco o trato?



¿Habéis visto que pocholada de dibujo? El resto de la pintura la trajo en la ropa...

Seamos claros: a mí siempre me ha encantado Halloween. Cuando era pequeña, me iba con unas amigas a mi casa del pueblo a disfrutar de un fin de semana de historias de miedo, brujas, chucherías y velas. Me encantaba. Después, empecé a disfrazarme para salir en la noche de Halloween y cada vez lo pasaba mejor. Con el paso del tiempo es una costumbre que había perdido y me daban envidia mis sobrinas pequeñas que salían a hacer "Truco o trato" por su urbanización.

Ahora que soy mamá, retomo la costumbre y me ha sorprendido muy gratamente que en la guardería hayan apostado este año por celebrarlo. Están tan lindos... Sobre todo cierta brujita que se ha negado a ponerse el sombrero... Desde el primer momento, llevamos decoraciones y empezamos a buscar un traje para la enana. (Cómodo para todos, por favor, que hoy he visto cada cosa...) Y me he muerto de envidia cuando he visto que en el colegio de primaria habían organizado una fiesta para los "mayores". 

Pero veo que, sobre todo este año, muchas personas de mi entorno se oponen a celebrarlo. Pero, ¿qué hay de malo? ¿En serio es mejor celebrar el sacrosanto Día de Todos los Santos que Halloween? A mi modo de ver, hay espacio para todo. ¿O es que en Navidad no hemos adoptado a Papá Noel y no ha pasado nada? Probablemente durante estos años estemos institucionalizando una fiesta que viene de fuera y que, como todas, promoverá el consumismo. Pero... ¿acaso en este país es necesario tener una excusa para gastar dinero, montar una fiesta o ponerse hasta las cejas de alcohol, en algunos casos?

En fin, que hay personas que se emocionan como niños yendo al fútbol o viendo a un famoso a 50 metros de distancia, y a otros nos dan ganas de ponernos a saltar cuando entramos a la guarde de los peques y vemos la decoración, los pequeños disfrazados y las profesoras con unas ganas que tiran para atrás. Ahora toca quedarse en casa porque los horarios lo requieren, pero estoy deseando que crezca para tener una excusa para disfrazarme y celebrar Halloween. Ya empiezo a pensar en mi disfraz...


sábado, 27 de octubre de 2012

Yo concilio... de verdad

¡Menuda semana! Ha sido de lo lindo en cuanto al trabajo y en cuanto a todo lo demás.


Esta es Durga, la diosa madre del hinduismo. Podéis cambiar las flores por todo tipo de cachivaches habituales en una madre, y así es mi vida habitualmente. (Vamos, como la de todas las madres.)

Ya sé que voy a incumplir una de las primeras cosas que os conté, aquello de que no hablaría de mi hija. Pero bueno, en realidad no es tanto así. Hoy os quiero hablar de la conciliación. 

Que la responsabilidad del cuidado de los hijos recae principalmente en las madres, no es ninguna novedad. En mi caso, afortunadamente, comparto prácticamente al 50% la responsabilidad pero hay cosas que la vida diaria se ha encargado de que sean asunto mío. Por ejemplo, tengo jornada reducida con lo que puedo ir al médico por las tardes con mayor facilidad que mi pareja. O la comunicación con las profesoras de la guardería, que también es cosa mía. Yo la llevo y la recojo, así que es natural que me encargue. La ropa, las cosas que necesita para la escuela... (Eso sí, de la comida me olvidé hace muchos meses :P)

Vamos, que en absoluto me quejo porque tengo una vida personal, familiar y laboral atareada, pero no ahogada. Además, desde el día que me incorporé a trabajar, aprendí a separar perfectamente cada faceta. Evalúo en cada momento preciso dónde debo estar, teniendo muy clara de antemano cuál es mi prioridad. Pero el trabajo es importante para mí. No sólo económicamente. Necesito trabajar para funcionar, para seguir aprendiendo y no oxidarme. Para pensar, para ser un ser autónomo, para alcanzar logros y metas, para sentirme aliviada cuando llego a casa.

El caso es que el viernes quise quedarme por la tarde en el trabajo. "¿QUISISTE?" Pues sí. Como digo, tengo reducción de jornada para estar con mi niña y todos los días salgo a las 3 de la tarde. Un chollo.

El viernes era un día intensivo: teníamos un evento y varias reuniones para preparar un trabajo muy interesante del que ya os contaré, porque es espectacular. Acabamos tardísimo y una llevaba desde las 6 despierta y estaba cansadísima.

No es la primera vez que me quedo pero evidentemente me acordé de mi niña y el "guasap" echaba humo de hablar con el padre para ver cómo iba la cosa. Por suerte, durmió una siesta larga y aguantó despierta hasta que llegué. Cuánto más me acercaba a casa, más me angustiaba sólo de pensar que ya estaría dormida. Pero llegué, la besé, jugué un ratito con ella y se marchó a la cama.

Y oye, me dormí la mar de satisfecha porque, aunque había sido un día duro, tenía la satisfacción de haber alimentado mi materia gris y mis emociones. Ningún sentimiento de culpa. Había cumplido con todas mis tareas como mamá (con la inestimable ayuda de la abuela y del papá), mi niña estaba genial y como profesional había participado en algo importante y muy estimulante intelectualmente.

Hace poco más de un año que sigo en Internet a una plataforma que se llama Conciliación Real Ya. La encontré poco antes de incorporarme, cuando pensaba que a pesar de no tener ningún problema para acogerme a la reducción de jornada, me iba a hacer polvo emocionalmente separarme de la nena. Y lo he llevado genial. Aunque por la plataforma sé que hay casos terrible de no conciliación.

He llegado a la conclusión que la conciliación es tener libertad de elección. Nosotros (mi pareja, mi nena, los familiares cercanos y yo) somos felices con la situación que tenemos y eso es lo más importante. Negociamos, charlamos, planteamos las situaciones tal y como llegan, se lo explicamos a la peque lo mejor que podemos y todos llegamos a un acuerdo.

Llevo bien lo de la guardería aunque soy consciente por descontado de que, como una madre, nadie cuida de sus hijos. No me creo lo de la socialización con tan poca edad, pero ella está encantada de llegar a la escuela y ver a un montón de niños. Y hacer actividades (pintar, psicomotricidad y demás) no creo que sea malo. ¡Está jugando con otros niños!

Como desiderátum: ojalá todos los papás, mamás, niños y familiares encuentren su propia fórmula de conciliación con la que poder ser felices. Y ojalá que la administración, las empresas y la sociedad los dejen llevar a cabo su plan.

martes, 23 de octubre de 2012

La autoridad competente


¡Oye, si al final le he encontrado utilidad al par de horas que me paso en el coche para ir  venir del trabajo! Me da tiempo para pensar de qué demonios voy a hablar cuando me suba al cajón... La cosa es que tenía pensado hablaros del lugar donde moramos mi humilde familia y yo (El Quiñón, Seseña, Pocelorandia...) pero me ha sucedido una anécdota que me ha hecho reflexionar. (No temáis, pienso contar lo más objetivamente que pueda lo que pasa por El Quiñón, entre otras cosas, porque hay novedades y carne fresca).



Igual alguno piensa: "Pues sí que empezamos bien, poniendo fotos gores". Nada de eso: esta fotografía fue tomada en la Puerta del Sol, año 2010, cuando la policía municipal de Madrid abrió fuego contra un sospechoso y una bala perdida impactó contra este señor que pasaba por allí. El resultado para este pobre hombre fue que perdió un ojo.

Me he acordado de este suceso porque esta mañana campaba yo por la Calle 30 (ejem, para ser una calle veo poca acera) y a la salida de una de las zonas cubiertas me he puesto a adelantar. Al poco tiempo, dos policías municipales se han puesto detrás mía. Yo iba pendiente por si debía apartarme pero, al no ver luces ni escuchar señales acústicas, continué adelantando al máximo de la vía (90 en ese tramo. Me sé la lección).

El primero de los motoristas me sigue muy, muy cerca y al final cedo a la presión y me aparto al carril central. Pasa el primer municipal y nada. Pero pasa el segundo, se queda a mi lado y me empieza a hacer señas para que le mire. Le miro que para eso es la autoridad, y se pone un dedo en el ojo como diciendo: "A ver si te fijas!"

¿¿¿A ver si me fijo??? ¡A ver si es que estamos acostumbrados a que nos pongan alfombra de seda cada vez que queremos hacer lo que nos salga del casco! Claro, porque recuerdo que iba a la velocidad máxima de la vía y ellos no me indicaron, como deben hacer reglamentariamente, que iban a alguna llamada urgente.

Creo que hemos hecho algo muy mal con algunas personas que ostentan la autoridad. Hemos dejado que se acostumbren a llevar SIEMPRE y en todo caso la razón, aunque se salten las normas por las que ellos mismos velan (como el civismo, por ejemplo, o las normas de tráfico). No soy ni mucho menos una antisistema (alguno incluso diría que soy demasiado fiel al sistema), pero lo que no veo tolerable es que haya determinadas personas en los cuerpos de seguridad que se crean por encima del bien y del mal. Es un mal que aqueja especialmente a las policías municipales. No sé por qué razón. Si no que se lo pregunten a las gentes de Coslada.

Pero también les pasa a otros como la Guardia Civil. Algún día os contaré la anécdota con el agente Vaqueriza y sus ganas de protagonizar "Corrupción en Seseña 2". La primera parte ya la vieron en sus mejores cines durante el verano de 2006 y sucesivos.

Moraleja: si algún día os sigue una patrulla de cualquier cuerpo de seguridad, por favor, parad el coche antes de hacer reverencias. Eso no viene en el código de circulación, pero tiene que ser peligroso hacerlo a la par.

lunes, 22 de octubre de 2012

21O: El pueblo es soberano pero ¿es responsable?



Me encanta seguir las noches electorales. Tengo alma de tertuliana y desde que existe Twitter vomito las reflexiones durante todo el escrutinio.

El primer dato que siempre comentan los tertulianos y creo que el determinante de todo lo demás, es el de participación. La distancia que los ciudadanos sienten frente a la política sólo se vio reducida después del 15M. Está claro, y alguien debería decírselo clarito a los políticos: la inmensa mayoría de los españoles no cree nada de lo que decís. Y se lo han ganado a pulso: prometiendo, mintiendo, robando, ocultando... Tenemos una generación de políticos que, en general, suben a su nave extraterrestre y no saben cómo viven sus votantes. Así que, ¿a quién le extraña que la participación sea cada vez menor?

Parto de la base de que el pueblo es soberano, pero a veces dudo de su sentido de la responsabilidad. Nuestros mayores tienen en la piel la responsabilidad política porque han vivido momentos que han hecho peligrar los tiempos de paz y han puesto a nuestro país al borde del precipicio. Sin embargo, las nuevas generaciones que hemos vivido en la paz y la democracia, no parece que nos hayamos enterado mucho.

Nadie discute los grandes motivos que todos tenemos para desconfiar de los políticos, pero no ir a las urnas... es peligroso. Lo digo por el auge de los nacionalismos en determinadas naciones pero también por las mayorías absolutas que da esta ley electoral. Cada uno debe votar lo que le dicte su conciencia, pero por encima de todo, debe votar. En noviembre de 2011 hubo un llamamiento al voto blanco y nulo, lo que desembocó en una mayoría absoluta.

De verdad, no es por repetir el argumento in aeternum, pero hay que votar. Aunque la ley electoral no sea justa, aunque sea necesario modificarla. En todo caso, habrá que trabajar para cambiarla, pero no votar, no es la solución. Nuestro presente y nuestro futuro exigen un ejercicio de responsabilidad con nuestro derecho al voto.

Al margen de lo obvio: que gran sorpresa al encontrar a Pachi Vázquez o a Feijóo con traductor simultáneo en Televisión Española. Imagino que se plantearon no traducir a Urkullu... En fin. Esas y otras cosas de nuestra televisión, la de todos, que convoca a unos tertulianos grises (salvo excepciones) que tienen poca o nula conexión con los territorios. Esa televisión que ya aísla a los "rojos peligrosos".

Esa televisión que pone las intervenciones completas de Basagoiti y Cospedal, a Mintegui la dejan tres segundos y Patxi López dice hola y adiós. En fin, qué lástima. Con lo plural que era RTVE. Cada vez se les ve más el plumero.

domingo, 21 de octubre de 2012

¿Qué haces aquí?


Esto es siempre así ¿no? Quiero decir: creas un blog y la primera entrada la dedicas a explicar para qué has creado este blog. Pues pienso ser muy tradicional en este sentido.

Hace pocos años pensaba que los blogs habían caído en desuso con la aparición de las redes sociales. Alguien me dijo que eso no era así, que estaban absolutamente de moda. También comenzaron a llegarme ecos de que si no tenías un rincón en Internet donde poner tu cajón, subirte a él y vocear lo que opinas, no eres nadie. Después, que es una manera de promocionar tu negocio.

Pues bien: ni soy amiga de modas, ni me interesa en particular ser alguien, ni tengo un negocio propio. Pero sí es cierto que en muchas ocasiones he pensado en crear un blog para poder dar rienda suelta a muchas reflexiones que pasan por esta cabecita cuando no está pensando en su trabajo o en su hija. Además, una buena amiga montó su rinconcito por aquí y como que intentas animarte. Y llegaba la pregunta clave: ¿Y de qué tema voy a hablar en el blog?

La cuestión es que no tengo sólo un interés. Soy una persona que cada semana quiere ser una profesional distinta: hoy enfermera, la semana que viene neuróloga y la siguiente, dueña de una papelería. Vamos, que necesito estímulos intelectuales constantes a pesar de que a veces el día no me dé para alimentarlos.

Tengo un interés prioritario: mi niña. Pero me niego a ser una mamá bloguera más. Con todos mis respetos porque sigo a muchas mamás que bloguean, no me veo hablando de las cosas de la pequeña. No va conmigo. Por motivos laborales, me interesa la comunicación, pero conozco el "mercado" y no tengo nicho. Al menos no para alimentar un blog habitualmente. Además, esa inquietud la tengo cubierta con mi labor diaria.

Otro motivo: mi interés creciente por lo chino. Era lo más claro pero... ¿le interesa a alguien la opinión de una periodista que no ha estado nunca en China, que no habla el idioma y que picotea entre noticias en inglés y (pocas) en castellano? Probablemente sí, pero el mundo se me queda pequeño.

También me interesa la política, las problemáticas sociales, los asuntos que surgen en mi localidad, la televisión, las nuevas tecnologías...

Así que, voy a diversificar mi invasión de este pequeño rincón de Internet: cuando me suba al cajón a vocear, nunca sabréis el motivo pero siempre la intención: regalaros una reflexión. La enésima reflexión.